MI migraña
Mi migraña apareció entre mis 30 a 35 años de edad. Consulté con el médico y me recetó migral. Mis síntomas coincidían muy bien con las descripciones que había leído en varias oportunidades: Dolor de cabeza que frecuentemente abarcaba un hemisferio cerebral o alguna zona. El grado de intensidad era variable: a veces apenas molestaba y otras podía ser un trastorno que me impedía hacer nada. Su duración podía ser desde unas cuantas horas hasta uno o dos días. Cuando adopté el migral casi siempre me recuperaba en algo así como una hora. Hubo veces que tuve que repetir la medicación. Pero el migral fue un medicamento realmente efectivo
Muchas veces se me complicaba con trastornos en la visión. El trastorno visual más frecuente era (y a veces se repite aún en esta época) la aparición de una luz con forma de estrella de muchas puntas luminosas. Generalmente las puntas apuntaban más hacia un lado, hacia arriba y al costado. Una imagen que se agrandaba y atenuaba su luminosidad hasta que desaparecía. A veces veía que al agrandarse quedaban las puntas anteriores y se formaba como un cuadriculado irregular. La visión era tanto con ojos abiertos como cerrados. Hice varias pruebas que me convencieron que el problema residía en el cerebro. Imaginé que podría relacionarse con la difusión de alguna sustancia en la región cerebrar de la visión, o con algo de difusión o propagación de cargas eléctricas o iones. No me causaba mayores problemas más que la alteración del campo visual que me impedía ver bien o leer. La duración podría ser de entre 10 minutos a media hora o más. No estoy seguro si este trastorno está muy conectado con la migraña porque muchas veces ha aparecido en forma independiente del dolor de cabeza.
En algunos casos tuve un síntoma algo diferente a lo descrito: como unas molestia con la luz solar y hasta con una irritación de los ojos.
Nunca me resigne a tomar el remedio, pero lo adopté por imprescindible. Sin embargo siempre me preocupé por la causa del trastorno: ¿Sería algo orgánico exclusivamente o generado por alguna causa síquica? Creyendo más bien esta última hipótesis siempre fui muy observador de mis crisis. Pronto lo conecté con los malestares de la vida cotidiana sobre todo los conflictos en mi trabajo.
Curiosamente me convencí que estaba más asociados con mis propios conflictos internos que en interacciones con otras personas. Algo así como no encontrar un camino para resolver una situación ya sea de trabajo o social. Insistir en encontrar un camino sin poder encontrarlo, derivaba mi mente en la nada. Sin embargo, el seguir insistiendo en revisar los posibles caminos que solucionarían la dificultad, operarían como cargando mi psiquis de tensión. Con el tiempo fui advirtiendo y tomando conciencia de esos estados de estrés en el momento que se presentaban. Si esto sucedía, la actitud correcta era evidente: abandonar totalmente el circulo vicioso que me cargaba de tensión. Por ejemplo: tomar algo o salir a charlar. O quizás cambiar radicalmente la filosofía del abordaje del problema.
La práctica de esta actitud me dio resultados parciales: Mi problema era que muchas veces no tomaba conciencia de la situación en el mismo momento en que se producía: Mi migraña continuó con menor frecuencia. Pero un día me cansé y decidí hacer las cosas más científicamente (sería a la edad de unos 50 o 55 años) Planifiqué anotar todo lo relativo a mi migraña con todo el detalle posible. Quise seguir la norma fundamental de: “primero tomar datos, tener una idea clara de la situación, recabar toda la información”. PERO NO LO PUDE HACER PORQUE LOS SÍNTOMAS DESAPARECIERON A PARTIR DE ESE MOMENTO.
Creo que al decidir prestar mucha más atención al tema, para poder registrar todo, me hizo tomar conciencia de esas situaciones. Sólo eso logró la desaparición de los síntomas. Por supuesto que algún dolor de cabeza, corto y poco intenso, se hace presente a veces. Pero no me produce el efecto realimentado de la migraña.
Espero que mi experiencia le sirva a alguien. Horacio.